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jueves, 11 de noviembre de 2010

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Version corta de la resignificacion para leer antes de que termine la cursada!!!

Retornar al secundario
“Una idea o un concepto se resignifica cuando adquieren un significado nuevo, que se agrega al que ya tenía, o lo cambia por completo. Esto ocurre por lo general cuando se cambia el contexto en el cual el concepto o la idea se aplican”
Vuelvo al colegio secundario, al aula que alguna vez fue mía. Me reencuentro con los docentes, preceptores que compartieron 5 años de mi vida. Veo caras nuevas, nuevas marcas en la institución que me vio crecer. Allí decidí mi carrera, allí aprendí, soñé, sufrí, me alegre, etc. El kiosco, la sala de profesores, el sillón al lado de la dirección, el mástil, los baños, el aula de tecnología, el zoom…lugares, rincones que me hacen revivir mi adolescencia.
Me fui de allí hace 10 años sin imaginar que alguna vez volvería y nada menos que a dar clases.
En el 168 viajando hacia la facultad de psicología, cursando mis últimas materias me imaginaba en frente de alumnos en la secundaria. Me veo dando clases de psicología, trasmitiendo no sólo los contenidos sino también el sentido que para mí adquieren. Me gusta, me interesa la psicología, “Freud es un genio” pero ¿Cómo generar interés, motivar a los alumnos para que se apropien de esos contenidos tan valiosos para mí? ¿Cómo crear el interés en adolescentes que tal vez no le guste esa materia?
Transito el profesorado que me brinda herramientas didácticas, saberes técnicos para poder dar una clase. También me brinda la posibilidad de reflexionar sobre el rol, sobre nuestro futuro desempeños como docentes. Entonces esas preguntas van tomando forma, tengo esbozos de respuestas pero todas se ponen en acto en las prácticas. El bagaje teórico, las representaciones propias acerca de la enseñanza, el aprendizaje, los alumnos, la escuela, temores, dudas, y las vivencias personales como alumnos confluyen en mí al desempeñar el rol.
No doy psicología esta vez sino estudios sociales argentinos (o sociología), el primer tema que me toca dar es marginalidad y exclusión social. Un gran tema y lo tomo con una gran responsabilidad. Tengo la oportunidad de estar al frente de más de 20 chicos de 16 años para pensar juntos, para construir un saber acerca de un tema tan trabajado, teorizado, repetido y hasta vapuleado por otros. Pienso que reflexionar sobre el tema, sobre los derechos de los ciudadanos, sobre el rol de estado, sobre las políticas sociales, sobre la responsabilidad de los ciudadanos es tan valioso que les podría cambiar la cabeza. Ese sería el ideal, sé que es difícil en los breves encuentros que tendremos en el marco de una práctica pero es la motivación que guiara mi desempeño y posiblemente la motivación o el motor que me hacia soñar en el 168 hace años atrás.
La docente titular, que fue mi docente tiene la modalidad de dar las clases con modalidad de exposición teórica. De vez en cuando hace alguna pregunta puntual a algún alumno distraído pero no tanto para saber su respuesta sino para saber si está atento. Si lo que dice lo encuentra erróneo se lo hace saber pero no le explica porque.
Una alumna relaciona evolución social como algo positivo, la docente le explica que está equivocada y que evolución se parece a desarrollo y que puede ser tanto positivo como negativo. Al escuchar la respuesta de la alumna me pregunte porque ella relaciono la evolución como algo positivo, y pienso que no es una idea descabellada y que el paradigma positivista todavía está presente en nuestra ciencia. Entonces, ¿fue un error?
Siguiendo en esta línea, la docente les da material de lectura y preguntas a resolver. Si las responden “mejor para ellos porque es su producción, su responsabilidad”, sino lo hacen les pone un uno.
Intuyo que el camino para dar los temas, es partiendo del saber de los alumnos. Por esto casi todas mis clases comienzan con lluvia de ideas. No me dejo de sorprender con su participación activa y sus conocimientos. Uno se puede sorprender con la respuesta de los alumnos cuando captan que dispones de tiempo para escuchar y valorar lo que tienen para decir. Asimismo todas mis clases terminan con una puesta en común. Socializar el saber, escucharse unos a otros, intentar sacar conclusiones generales de los que trabajamos resulta una herramienta fundamental para el cierre de los temas. En general ese cierre planteara más interrogantes que certezas. Tal vez genera desconcierto pero espero que el trabajo sea resignificado por ellos mismo más adelante.
Sabemos que la importancia de reflexionar acerca de nuestra práctica, acerca de las concepciones que guían nuestra práctica es fundamental dado que nuestra formación no comienza con el profesorado sino en la infancia, cuando ingresamos al sistema educativo mismo.
Planificamos cada clase, pensamos estrategias didácticas, sincronizamos y buscamos coherencia entre objetivos, propósitos, actividades, contenidos, evaluación. En nuestro rol confluyen la persona y el bagaje teórico, el conocimiento técnico y la experiencia personal.
En mi caso mi recorrido como alumna de la materia de psicología y sociología me dejaron el recuerdo de una alumna pasiva que tal vez transcurrió la cursada repitiendo lo que la docente quería escuchar. Tal vez por esto el desafío consistió en la construcción de un saber que implique a los alumnos y a mí a resignificar lo que el libro decía.
Tal vez no cumplí con mi ideal de “cambiarles la cabeza”, tal vez sean ideales que tenga que ver con ciertas representaciones que la experiencia como alumna imprimió en mi mente. Quizá el enseñar sea una experiencia de encuentro, un momento con objetivos a corto plazo y allí en el intercambio, en la construcción de sentidos y en el habitar una experiencia uno pueda dejar marcas. Marcas a ellos, a los alumnos que tal vez (como plasme en la definición del inicio) “adquieran un significado nuevo, que se agrega al que ya tenía, o lo cambia por completo”.

Version larga de la resignificacion de la practica(leer en el verano)

Acerca de resignificar la autobiografía a partir de la práctica…
Introducción
Una idea o un concepto se resignifica cuando adquieren un significado nuevo, que se agrega al que ya tenía, o lo cambia por completo. Esto ocurre por lo general cuando se cambia el contexto en el cual el concepto o la idea se aplican.
Resignificar una autobiografía desde la experiencia de las practicas, implica el intento de articular aquellas marcas que nos dejo el “oficio de alumno” con las que se produjeron en el desempeño del rol docente.
Alumno y docente implica no solo dos lugares distintos sino que cada término conlleva múltiples significaciones. Al desempeñar el rol docente contamos con un bagaje teórico-académico que muchas veces no es congruente o no se puede fundir con la experiencia escolar que nos precede y deja marcas. En este sentido, “la institución escolar constituye un espacio transitado y vivido durante muchos años en los que uno fue alumno (…) comenzar a trabajar como docente o hacer de la docencia un trabajo implicaría, para quienes se deciden por ello, volver a la escuela, o si se quiere permanecer, mutando si la posición: el alumno de antaño se convierte hoy (formación y titulo mediante) en profesor o maestro” .
La misma autora plantea que “la larga experiencia vivida como alumnos se convierte en un saber potente para quienes se dedican a enseñar (…) más allá de los aportes específicos que puede haberles brindado la preparación profesional” . Entonces se podría decir que lo que cada uno vivió en la escuela, en el aula, con los compañeros, con los distintos docentes, etc.; su experiencia como alumno constituye “la estructura básica” a partir de la cual se irá otorgando significado a la tarea de enseñar. Muchas veces esto se encuentra silenciado o no es reflexionado por el docente produciéndose como antes mencione una separación o conflicto entre el bagaje teórico- académico y el de la experiencia como alumno.
En el presente escrito intentare desarrollar mi experiencia en relación a esta separación o conflicto.
Autobiografía
En la materia didáctica especial de la psicología o la conocida 903 debemos producir la autobiografía de años escolares. La escribí, hace no mucho tiempo, citando en la introducción un libro que me sirvió de base para la confección de la misma. Transcribiré a continuación un extracto de aquella introducción:
Cuando comencé a pensar cómo realizar mi propia biografía de los años escolares, vino a mi mente un libro que leí cuando era niña (aproximadamente 13 años de edad). Lo busque en mi biblioteca rápidamente e inicié una lectura veloz. El libro al que me refiero se llama “Si yo volviera a ser niño”, de Korczak Janusz.
Se trata de un relato en primera persona. El narrador recuerda en el primer capítulo que cuando era chico, solía pensar muchas veces que haría cuando creciese. Despliega en varias páginas aquello que imagina. Al finalizar el capitulo reflexiona “…pensaba, pensaba mientras crecía de vedad. Ya tengo un reloj, bigotes, y un escritorio con cajones; lo tengo todo como los grandes. Y soy maestro de verdad. Y no me siento contento. No soy feliz. Los niños no prestan atención en clase; tengo que enfadarme siempre. Tengo muchos disgustos. Ya no tengo padre ni madre. Bien, pues, ahora empezare al revés. ¿Qué haría si alguna vez volviera a ser niño?”.
Escribir nuestra biografía es responder de alguna manera esta pregunta.
Mi autobiografía se baso en dicho libro dado que, en la mayor parte de la misma, desarrolle en primera persona mi experiencia como alumno en la escolaridad primaria. Describí mi experiencia en tiempo presente, grado por grado, develándose una mayor atención a la relación e impresión que dejaron en mi los docentes y la relación con la institución (horarios, características edilicias, rutinas).
En la segunda parte de la autobiografía y en un mismo apartado desarrolle mi experiencia en la escuela secundaria y en la universidad. Transcribiré un extracto de dicho desarrollo:


Colegio Secundario (1996-2000)
Título: Bachiller con orientación en Comunicación Social
Vote en mi primer año el nombre del colegio: Rodolfo Walsh. Mi paso por la secundaria, fue “si penas ni gloria”. No me lleve materias en ninguno de los años ni tuve mayores dificultades a nivel académico. Conservo recuerdos del periodo de mi secundaria en relación a experiencias personales, con mis amigas (que aún conservo de aquella etapa), de las primeras salidas, primeros novios, etc. En el colegio hacía lo mínimo e indispensable para “zafar”. Si bien había materias que me gustaban más que otras (psicología,historia,sociología), trataba de estudiar para todas por igual. En tercer año decidí que quería ser psicóloga.
Los recuerdos que tengo del colegio son de mis compañeros, de cómo me llevaba con ellos, y las cosas que hacíamos por fuera del colegio más que de los docentes y el contenido de lo que aprendí.
Facultad de Psicología (UBA): 2002-2006
Siempre digo que mi transito por la facultad fue como “una secundaria extendida”. Trabaje durante los cinco años que duro mi carrera pero 5 horas por días, tres veces por semana a tres cuadras de mi casa. Curse tres materias por cuatrimestre y dos en verano. En estadística conocí a Laura, nos hicimos amigas y cursábamos juntas todas las materias que podíamos y estudiábamos juntas. Recién en el último año fui tomando conciencia de la profesión y de lo que iba a trabajar. Antes de esto me anotaba en las materias por horarios, o por los dichos de compañeros. Más adelante la inscripción comenzó a ser por Internet así que perdí lo de la transmisión “boca en boca” del que ya había cursado la materia, Se decía: “esta cátedra es más fácil que la otra”, “anotate en esta comisión que el profesor es copado”, “la cátedra aquella es más psicoanalítica”, “más lacaniana”. La realidad es que sólo a posteriori pude hacer un análisis del recorrido. Por ejemplo me di cuenta que en las materias electivas casi todas las que elegí eran en relación a niños.
Algo que siempre me intereso fue el profesorado, me imaginaba mas dando clase en el nivel secundario que atendiendo en un consultorio. En cuanto me recibí, me anote y estoy cursando materias hasta la actualidad. Ya no es lo mismo, ahora trabajo y estudiar es más tedioso. Cursar las materias implica un cierto esfuerzo de mi parte pero el fin que persigo tiene más convicción que el que tenía cuando estudiaba siendo más joven.
Es notable que el desarrollo de mi experiencia en el nivel medio y superior en es menos extenso que el de mis años de escolaridad primaria. Resalte de lo recordado que al cursar la carrera de psicología me imaginaba más dando clases en nivel medio que atendiendo en un consultorio como psicóloga. Y es así que a la hora de realizar mis prácticas me intereso volver específicamente al colegio donde me forme.
A nivel personal es gratificante volver entrar al aula donde alguna vez estudie, atravesar el patio donde compartía agradables momentos con mis compañeros, reencontrarme con docentes que alguna vez fueron los mios y encontrar detalles que se mantienen después de 10 años de haber dejado esa institución en donde transcurrió mi adolescencia.
A nivel profesional o desempeño en la práctica docente se me planteo el desafío primordial de transmitir el contenido a enseñar intentando generar en los alumnos interés, motivación y que puedan significar o darle sentido a los contenidos en el encuentro o acto pedagógico. Desafío que también implica que ese encuentro resulte una experiencia gratificante tanto para mí como para los alumnos.
Encontré diferencias en cuanto a la experiencia en el nivel superior. Por un lado en este último, fue más fácil mi desempeño dado que yo me encontraba realizando una ayudantía en la materia en donde desempeñe la práctica. La motivación de los alumnos así como el compromiso aparecían como una variable dada, no a construir dado que los alumnos ya decididos en su profesión encontraban de entrada una significación propia en la adquisición de los contenidos valorada para el futuro desempeño. La dificultad surge en relación a los contenidos que presentan un mayor nivel de complejidad que en el nivel medio.
Otra diferencia fundamental en relación a la práctica en los distintos niveles recae en la dinámica grupal y la relación alumno-docente. Las particularidades de la educación media como el tiempo, el conocimiento entre los alumnos y el docente, la edad de los alumnos, etc. hacen que exista un grado de familiaridad, de cercanía y comunión propio de un grupo que está atravesando el cuarto año de cursada en la institución. Existen códigos, sentidos propios que el grupo fue construyendo en este recorrido que otorgan un tinte especial en la experiencia que conlleva como efecto que uno se sienta como el “extranjero” o “la novedad” que desestructura algo de la rutina que se venía desarrollando allí.
A continuación me centrare básicamente en mi experiencia en nivel medio.
La observación previa que realice, antes de estar “al frente” de la clase, me inquieto. Vi en ese grupo de 4to año mi propia experiencia, “nosotros (mis compañeros y yo) éramos iguales, hacíamos los mismo”. Me sentí familiarizada con esa suerte de estar al límite entre el respeto y la irreverencia ante la figura del docente, con esa fachada de “no me importa un bledo lo que esta vieja dice” que aparece como mostración ante los propios compañeros que a su vez se mezcla con esa especie de vergüenza de mostrar interés en lo que se está enseñando.
Asimismo viví como un “dejavu” la imagen de un docente que expone el tema de la clase casi robóticamente sin preocuparse si aquellos que tiene enfrente muestran un mínimo interés o no por lo que está diciendo. Ese día se tomaba recuperatorio a 6 alumnos y mientras la docente dictaba unas preguntas de análisis de texto a resolver en grupo, los alumnos se copiaban abiertamente y yo no me daba cuenta si la docente no los veía o no le importaba. Luego me dice “el trabajo en grupo no lleva nota porque es responsabilidad de ellos producirlo, pero si no lo hacen les pongo un 1”. Recordé inmediatamente 10 años atrás, cuando en un grupo de 6 alumnos era la única que trabajaba y esa misma docente nos otorgaba la misma nota a todo el grupo.
Seguidamente a la observación se realiza la planificación para el desarrollo de la clase. Tuve en cuenta cierta estructuración aprendida casi de memoria (tema, justificación, propósitos, objetivos, estrategias didácticas, actividades, evaluación, bibliografía). La planificación construida técnicamente desde un saber teórico se ve teñida por aquello que observe pero también por lo que despertó en mi, el recuerdo de mis años de estudiante, mi experiencia como alumna de 16 años. En ese punto teoría-practica-experiencia se aúnan y atraviesan el encuentro entre 26 alumnos y una docente en formación.
Siguiendo conceptualizaciones de Medina J. se podría decir que allí en el acto de enseñar se produce un conflicto entre el rol y la persona. El desempeño de un rol y la experiencia. En ese conflicto plantea que “solo si fluye el ser de la persona podrán influir mas acabadamente la didáctica, las técnicas, las actividades de su rol, de su ser docente”
El autor plantea que desconocer esta interdicción entre persona y rol puede retornar como patología de la relación docente-alumnos. En términos de práctica, se podría traducir como en desencuentro entre los alumnos y uno dando como resultado que no se produzca aquello que plantee como propósito de la enseñanza: la producción de sentidos.
En la conclusión de la autobiografía para la 903 plantee en el último párrafo:
De allí la importancia de la realización de este recorrido, que resignifica aquello vivido y a su vez será resignificado una vez que comencemos nuestro desempeño docente retornando a un mismo lugar pero mutando de la posición de alumno a la de docente.
La autobiografía permite reflexionar acerca de la experiencia vivida como alumno, dar cuenta de que esta experiencia deja marcas que darán sentido a la tarea de enseñar. Resignificar esta autobiografía luego del desarrollo de las prácticas conlleva el esfuerzo de repensar como nuestro rol no solo está determinado por la preparación profesional sino también por la experiencia como alumnos en las distintas instituciones que recorrimos.
Al realizar las planificaciones para desarrollar la clase se ponen en juego saberes teóricos, pedagógicos, técnicos pero también el bagaje de la experiencia personal. Al poner en práctica lo planificado no sólo hacemos uso de estrategias didácticas, recursos técnicos, saberes teóricos sino que también el desempeño de nuestro rol conlleva las marcas del pasado y la experiencia toda adquiere sentido a través de lo antes vivido. Es por esto que muchas veces durante la clase no solo me encontré transmitiendo los contenidos sino que también en la búsqueda de construir un sentido con los alumnos les contaba mi experiencia como alumna en esa misma institución y en esa misma aula.



Conclusión
Posiblemente la pregunta final que guía el eje de cualquier reflexión en torno al acto pedagógico sea ¿Por qué o para que enseñar? Tal vez esta pregunta se originó, aunque no explícitamente, en el pupitre de 1er grado observando a la señorita que me enseñaba a leer. Hoy tengo un esbozo de respuesta cuando estoy cerca de recibir el titulo del profesorado, tal vez el interrogante me acompañe cada vez que me encuentre al frente de una clase. Probablemente la respuesta se resignifique con la experiencia, en el ejercicio del rol docente. Y quizá encuentre nuevas respuestas a dicho interrogante aún el último día, el cuál frente a un grupo de alumnos les diga por última vez “y con esto finalizamos las clase”.

domingo, 4 de julio de 2010

Práctica de la enseñanza

1. Introducción

“Las formas de pensamiento son determinadas por formas de prácticas” (Elkonin)

De expectativas y experiencias

La experiencia (del Lat. experiri = comprobar) se puede definir como una forma de conocimiento o habilidad derivados de la observación, de la vivencia de un evento o proveniente de las cosas que suceden en la vida[1].

En la formación docente, la materia “Didáctica especial y prácticas de la enseñanza” nos acerca a la “vivencia de un evento” que nos permite observar a otros y luego desempeñar nuestro rol como docentes.

Esta experiencia, que para muchos es la primera, permite analizar dicho rol y también, aquellas expectativas o ideas previas que se tienen con respecto al mismo. En este sentido el rol es construido, ya que la representación que uno tiene del “rol docente” va a estar atravesada por diferentes variables. Será una representación que tendrá componentes singulares, individuales pero también sociales, culturales, de época. La docencia es una posición dada en una unidad social y contiene patrones de conductas esperables[2].

De allí la dificultad que implica esta experiencia. Pero al mismo tiempo, y en el mejor de los casos, permite modificar aquello que en el desempeño del rol se aleja de las expectativas previas. Asimismo, lo que realmente ocurre en las prácticas modifica las representaciones que uno traía.

Personalmente, y a lo largo de la carrera de grado imaginaba como sería estar “al frente de una clase”. Estas ideas, estaban en directa relación con mi experiencia como alumna. Así tal vez el rol imaginado tenía que ver con una estrategia de enseñanza expositiva pura. Los alumnos mirando al frente, la clase magistral que yo daba. La motivación, el conocimiento construido, la participación activa, el análisis crítico no eran conceptos que formaran parte de lo que yo consideraba enseñar.

Teóricamente, y a lo largo de las materias del profesorado hemos ido aprendiendo y conociendo conceptos, ideas, estrategias, modalidades y diversas variables que atraviesan el proceso enseñanza-aprendizaje.

Pero es en la práctica como experiencia primera en donde se pondrá en juego aquellas herramientas teóricas, académicas aprendidas. Y es en este mismo acontecimiento donde no solo se plasman los saberes, los sentidos, ideas, lo previsto, sino también se impulsa a la búsqueda del saber, a repensar (se), a lo inédito, a la incertidumbre y al próximo encuentro.

A continuación intentare desarrollar mi experiencia en dos de las clases que desarrolle: La primera, la cual estuvo teñida de nerviosismo y al final resulto de alguna manera decepcionante. Y la segunda que me dio la oportunidad de repensar aquello que no “había resultado” en la primera. Esta sí presento un final distinto.

2. Contexto

Desarrolle la práctica en una comisión de la materia Salud pública y Salud mental de la facultad de Psicología de la Universidad de Bs As. Siendo co-ayudante desde hacía dos cuatrimestre de dicha asignatura ya estaba familiarizada con los contenidos y objetivos generales de la materia. Sin embargo, en cada comisión de prácticos, cada docente desempeña su clase teniendo en cuenta los lineamientos dados pero según su propio estilo y criterio.

La docente a cargo de la comisión en la que participe, seguía los lineamientos generales del programa para dar la clase, pero no contaba con una planificación o cronograma especifico para cada clase. Transmitía ideas generales, utilizando casi siempre la misma estrategia didáctica (exposición dialogada) y los contenidos casi nunca se correspondían con los contenidos del programa. Los alumnos desarrollaban análisis crítico de algunos contenidos pero faltaba una direccionalidad general en las clases. La docente se ausento reiteradas veces por motivos personales por lo que sostuve imprevistamente la comisión.

En cuanto a la planificación de mis clases, la modalidad de la docente me permitió poder elegir libremente horarios, contenidos a dar, estrategias a seguir. En cuanto a los obstáculos que surgieron, se constataba un gran contraste entre las clases que desarrolle y la modalidad en que se dispuso para los alumnos el resto de las clases del cuatrimestre.

3. Primera Clase

El tema que seleccione para la primera clase fue el de Atención Primaria de Salud. La organice en tres actividades con el principal objetivo de propiciar a la participación, el análisis crítico y la reflexión por parte de los alumnos. Estas actividades eran diseñadas con metodologías de trabajo activas y de colaboración por parte de los alumnos.

La actividad de inicio consistía en una lluvia de ideas, luego una observación del grupo clase a 5 de sus miembros que debían seguir unas consignas y por último una puesta en común.

En la segunda de las actividades desarrolle algunos conceptos a través de exposición dialogada y utilicé esquema conceptual en el pizarrón.

En la tercera actividad mostré al grupo clase un documento audiovisual realizado en mi ámbito laboral acerca de una experiencia de APS en la provincia de Rio Negro y luego de esto programe un debate acerca del mismo.

Las actividades y las estrategias didácticas utilizadas fueron diversas y el objetivo de la clase siempre fue la participación y reflexión de los alumnos.

En cuanto al rol docente la idea era ayudar a crear un clima en el que los alumnos se sientan libres para pensar y conjeturar sin miedos a la crítica o al ridículo. Asimismo coordinar activamente el aprendizaje, evitando que los alumnos se alejen del tema central de la clase, asegurándose de que las construcciones realizadas sean válidas.

El éxito de la clase dependía entonces, de la calidad de los ejemplos que empleara el docente y su habilidad para guiar al alumno hacia su propia comprensión del tema.

Sin embargo a la hora de realizar efectivamente esta primera clase los alumnos no participaron activamente de la misma o no de la misma manera que se proponía en la planificación (esto es en cada una de las actividades y a los largo de la clase).

Esto fue señalado por la persona que asistió a evaluarme durante la observación.

Autoobservación y conclusiones

Una vez finalizada la clase y analizando particularmente los objetivos, propósitos y el rol docente me di cuenta que las expectativas previas se alejaron bastante de lo que realmente ocurrió en la praxis. Intente pensar cuales fueron las causas de esto para poder realizar algunas modificaciones para la clase siguiente. Será por esto que me sentía mucho más nerviosa en los días previos a la segunda clase.

Las variables que atravesaron la primera clase que pudieron ser obstáculo para el desarrollo esperado fueron:

· La ansiedad manifestada en relación al tiempo, a cumplir con los objetivos, a los silencios, por la inexperiencia, en relación a la persona que evalúaba, etc.

· Las estrategias pedagógicas a utilizar no fueron implementadas en su totalidad. Mi rol como docente se acerco a aquello que conocía como alumna más que lo que planifique para la clase.

· La secuencia dentro de las actividades dividían los momentos de participación de los alumnos y la exposición docente. Debería repensar actividades y estrategias que promuevan a una mayor participación y compromiso de los alumnos. Así como integración de los saberes que circulan en el aula.

· No contaba con estrategias alternativas ante la posible pasividad de los alumnos.

4. Segunda Clase


La segunda clase se basaba en el tema “El Sector Salud en la Argentina: configuración del campo, desarrollo histórico, políticas en salud y Salud mental.”

Para esta clase y tratando de superar la anterior en cuanto a los obstaculos encontrados pensé en organizar las actividades utilizando estrategias didácticas que se conocen como aquellas que se centran en el “Saber”. Utilice estudio de casos y recortes periodísticos donde habría en primer lugar análisis y discusión grupal y luego una puesta en común de todo el grupo clase con el fin de socializar los saberes.

Con estas modificaciones encontré que los alumnos participaron más. Asimismo, a partir del debate pudieron integrar los conceptos teóricos, a modo de herramientas, con la práctica y en relación al futuro rol profesional.

El rol docente en esta segunda clase estuvo centrado en la coordinación y la integración de los aportes de los alumnos y del docente. Se apunto a la construcción de los conocimientos.

El saldo de esta segunda clase fue positivo en tanto pude acercarme con los objetivos de la planificación.

Autoobservación y conclusiones

La ansiedad de esta segunda clase se vio disminuida al conocer cuáles fueron los errores que surgieron en la primera clase. De esta manera disminuyeron las expectativas previas así como la diferencia entre estas y lo que realmente surgió. También colaboro con esto que la docente que me evaluó en esta oportunidad fue “una cara conocida”. Me sentí más cómoda y confiada durante el desarrollo de la clase y reimpulso las ganas para la última clase.

Mi experiencia previa era mayor dado que ya había dado mi primera clase pero también porque una de las actividades la había practicado el día anterior en la comisión del profesorado. De este modo conté con una mayor confianza y afianzamiento del rol.


5. Palabras Finales

Quiero enseñarte lo que he aprendido,

pero quiero dártelo gratuitamente,

porque tú vas a hacer con ese aprendizaje

algo distinto de lo que hice yo. Y sé que, de algún modo,

encontrarás la manera de decirme

qué hiciste de diferente manera y por qué”. (Bach)

Acerca de la enseñanza


A lo largo del recorrido de este trabajo, que pretende una reflexión de nuestras prácticas intente desarrollar la relación entre las expectativas previas y la experiencia que tuvo lugar. Creo que como alumnos en este proceso de ser docentes, en el recorrido de nuestra formación, construimos significaciones y sentidos nuevos.

Más allá de los aprendizajes formales contamos con ideas previas, teorías, hipótesis propias y construidas que deben ser elaboradas, repensadas y aun así formaran parte de nuestro bagaje junto con las teorías académicas a la hora de desempeñarnos y tomar decisiones como futuros docentes. Reflexionar acerca del proceso de formación permite develar de alguna manera todas las variables que atraviesan a la enseñanza como acontecimiento complejo.

De esta manera la interpretación de los que ocurre en las clases, así como la anticipación de las mismas se alejarían del conocimiento intuitivo o puramente académico que muchas veces se constata en el desempeño de muchos docentes en mi experiencia como alumna.

Tomando algunas ideas de Suarez, D[3]. se podría decir que enseñar implica que aquel que enseña posee un conocimiento a ser transmitido. No se podría enseñar aquello que se ignora. Agrega “…pero quien enseña no sólo debe demostrar a los otros lo que sabe, sino que esta de-mostración debe realizarla primero ante sí mismo (…) el enseñante, como quién se mira en un espejo, se re-conoce en el reflejo de su propio acto cognoscente…[4]”. Y aquí nuestra labor se complejiza porque en nuestra formación docente como estudiantes alternamos roles (estudiantes-docentes) “estudiando teorías académicas acerca de los procesos en los que a su vez estamos implicados”[5].

La enseñanza como acontecimiento es un acto singular y único que se recrea cada vez, escapando así a un acto estrictamente planificable y racional.

Reflexionar las dimensiones que este acontecimiento plantea permite abrir un espacio para la creatividad y mantener la tensión entre lo predecible/ lo impredecible, lo conocido/ lo inédito, lo singular/lo general, lo racional/ lo espontaneo.



Bibliografía:


· Elichiry,N. : “Aprender a leer…¿en la Universidad?”. En Discusiones actuales en psicología educacional. Elichiry, N. (Comp.). Ed. JVE. Bs. As. 2003.

· Modulo “Estrategias didácticas”. Ficha de la cátedra: “Didáctica especial y prácticas de la enseñanza”. Cátedra I: García Labandal, L. Facultad de psicología. UBA. 2010

· Suarez, D.: “La eterna pregunta por la enseñanza”. Novedades educativas. Nº 228/229. Dic. 2009/Enero 2010

· Zimmerman, M.: “La perspectiva constructivista en la formación docente. En Aprendizajes escolares. Elichiry, E (Comp.). Pág. 98. Ed. Manantial. Bs. As. 2004.



[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Experiencia

[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Rol

[3] Suarez, D.: “La eterna pregunta por la enseñanza”. Novedades educativas. Nº 228/229. Dic. 2009/Enero 2010.

[4] Suarez, D.: “La eterna pregunta por la enseñanza”. Pág. 140. Novedades educativas. Nº 228/229. Dic. 2009/Enero 2010.

[5]Zimmerman, M.: “La perspectiva constructivista en la formación docente. En Aprendizajes escolares. Elichiry, E (Comp.). Pág. 98. Ed. Manantial. Bs. As. 2004.